
La oralidad dijo presente en Santiago del Estero. Por Graciela Browarnik [138 -140]
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permitido fomentar intercambios entre investigadores, lazos afectivos y
experiencias colectivas de reflexión y creación.
Para quienes creemos que las fuentes orales se constituyen en tácticas indispensables
para la reconstrucción del pasado reciente, ser testigo de tantas investigaciones que
recurren a la oralidad fue una gran alegría.
Algunas veces desde la antropología, otras desde la sociología o desde la historia
oral, las entrevistas estuvieron presentes en varias de las ponencias, para reconstruir
las prácticas de los artistas visuales, de los teatristas, de los titiriteros, experiencias
artístico-políticas colectivas como el Encuentro de las Artes, las acciones
contraculturales de los ochenta, las Ferias de Arte de Córdoba, el Festival
Latinoamericano de Teatro de 1984 en Córdoba y la experiencia del Grupo Teatro
de la Libertad.
En algunos casos, tomo como ejemplo los trabajos de Alejandra Soledad González
y Raúl Armando Amorós Hormazábal, las entrevistas nos permiten acceder a ciertos
archivos ocultos, o ayudan a comprender en profundidad las prácticas artísticas. En
otros casos, como el de Ramiro Manduca, La ciudad de la transición democrática:
una aproximación a los usos del “espacio público” en la experiencia del grupo Teatro
de la Libertad, o el de Débora Ermosi, Agendas encontradas. Expresiones artísticas
juveniles durante la década del 80, las fuentes orales nos permiten reconstruir
experiencias artístico-políticas de las que no quedan muchos registros. En esos
casos, la descripción de los entrevistados nos permite reponer los olvidos.
En el caso de mi ponencia, No es magia. El trabajo de los titiriteros en los ochenta
alfonsinistas, jamás podría haber accedido a la descripción del trabajo colaborativo
dentro de los mundos titiritescos sin la ayuda de mis entrevistados que, además me
permitieron acceder a las imágenes guardadas en sus archivos personales.
Al mismo tiempo no pude evitar, mientras escuchaba atentamente, imaginar qué
cosas podría aportar la oralidad en aquellas ponencias que no habían recurrido a las
fuentes orales. Mi cabeza divagaba tendiendo redes entre las experiencias de mis
entrevistados y el erudito análisis de las cifras que llevaron a Karina Mauro a